Hacia Khajurajo

Durante el viaje me impactó ver a una viuda envuelta en su sari de algodón blanco fumando mientras esperaba su tren o simplemente matando el tiempo en la estación. Si habéis visto la película "Agua" os podéis hacer una idea de lo que es ser viuda en India, pero todavía no había visto ninguna en esas condiciones. Una paria abandonada a su suerte.
Satna es un pueblo: no hay nada que hacer allí, ¡ni tampoco hay donde cambiar! Queríamos cambiar dinero, pero no hubo manera, la única solución acudir al cajero con la tarjeta... ¡y yo no recordaba el número secreto! Bueno, pagamos el hotel con la visa y decidimos que ya cambiaríamos dinero en Khajuraho.
Lo que más recuerdo de Satna es su calle principal (donde está el hotel), una carretera mal asfaltada, sin aceras, con "muchas" tiendas de muebles y ropa, con una gran estación de tren, y la estación de autobuses. La estación de autobuses era lo más divertido. Restaurantes, tiendas de zapatos, de comida y mucho ambiente. Allí pasamos el rato.
La noche la pasé mal, de la cama al baño y del baño a la cama: igual me tomé cuatro pastillas antidiarréicas, pero no parecía funcionar. Supongo que todavía me estaba recuperando de mi caída en Agra. Así que viéndome por la mañana que durante el viaje podía tener más de una emergencia, pensamos que no sería muy buena idea coger el autobús a Khajuraho, pero que tampoco podíamos quedarnos en aquel pueblucho. Ni cortos ni perezosos, dejamos las mochilas en el hotel y nos dirigimos a la estación de autobuses para conseguir algún jeep que nos llevara hasta los templos.
El viaje duró unas 8 horas pero mereció la pena. Las carreteras y caminos cruzaban aldeas, el coche se paraba para recoger familias, trabajadores que volvían a casa o campesinos y campesinas que iban a la compra al pueblo más cercano. A veces, cuando pasábamos por algún templo de obligada devoción el conductor se paraba y todos se bajaban a tocar al dios de turno. Volvían inevitablemente con un trozo de coco o cualquier otro vegetal bendecido... y nos dieron un trozo para que nos protegiera.
Para llegar tuvimos que cruzar el parque nacional de Panna y el camino serpenteaba entre la selva. A lado y lado veíamos ríos, cascadas y árboles. Nos gustó tanto la experiencia que al llegar concretamos la vuelta con ellos. A la vuelta nos paró la policía y nuestros chóferes tuvieron que pagar el correspondiente "impuesto" a la autoridad por el servicio que estaban prestando.
Khajuraho es un pueblo muy pequeño, ahora bastante turístico, en mi

Una vuelta por el lugar nos mostraron las casas de los campesinos, sus hijos y sus tierras. Una foto a un niño en la puerta de su casa con su triciclo se marcó en nuestra memoria como parte de ese mundo.

Etiquetas: khajuraho, Madhya Pradesh, Satna
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